FRANCISCO JAVIER GIL RODRÍGUEZ
A niveles paisajístico y geográfico tenemos el propio valle de La Aldea labrado por el barranco del mismo nombre, el de mayor cuenca hidrográfica de la isla, dotando a la comarca de abundantes recursos de aguas superficiales. A ambos lados del cauce se encuentran dos complejos montañosos que ascienden desde el nivel del mar en dirección a las cumbres centrales. Por un lado, la cordillera que va desde la Montaña del Carrizo hasta El Furel y por la otra la cadena de crestas que transcurren desde la Montaña de Lechugal hasta Amurgar.
Un paisaje donde se encuentran los episodios volcánicos más antiguos de la isla, surcados de pequeños barranquillos y cumbres cubiertas de densos pinares - restos de los inmensos bosques que cubrían la mayor parte de la isla - ha contribuido a doblar a la comarca de La Aldea de su peculiar carácter. Lugares de nombres sonoros atestiguan la antigüedad y autenticidad de los topónimos, algunos de claro origen indígena, que han permanecido en la memoria de los habitantes del municipio: La Inagua, Tasarte, Tasartico, Pino Gordo, Los Cedros, Gu Guy, Peñón Bermejo,. Todos ellos incluidos en el Plan de Protección de los Espacios Naturales (PEPEN) del Cabildo Insular de Gran Canaria, aunque esa protección no deja de ser teórica la mayoría de las veces (véanse, si no, los procesos especulativos recientes de Gu Guy).
Arqueológicamente hablando La Aldea contiene numerosos tipos de yacimientos aborígenes, encontrándose la mayoría de ellos en un estado de conservación regular, entre los cuales merece la pena destacar el gran complejo de Los Caserones (conocido también como el <<Pueblo Canario>>, en la desembocadura del barranco - donde se han datado los restos de poblamiento humano más antiguo de la isla (alrededor del año 50 a.d.C.) .
Asimismo, hay que mencionar la existencia de las minas de obsidiana de mayor importancia de toda la isla, descubiertas por este colectivo y dadas a conocer en una serie de artículos publicados en LA PROVINCIA (<<Una explotación minera aborigen en Gran Canaria>> 1 y 3 de Julio de 1984). Ni que decir tiene que todo este legado está sumido en el abandono absoluto de las admnistraciones públicas.
Hoy nos vamos a ocupar de una singular muestra de la cultura etnográfica representada en la arquitectura popular canaria:
En las afueras del casco urbano del pueblo actual de La Aldea se encuentra el Caserío del Molino, justo en el lugar donde llaman <<Subida del Lancero>>, allí se localiza la casa más antigua - según tradición oral- del barrio. La misma es denominada por los más ancianos simplemente como <<La Casa Vieja>>. Esta casa singular cuenta con detalles muy curiosos, apreciables pese al mal estado de conservación actual. La importancia social del edificio en el pasado no es desconocida, pero debió ser importante por su situación y por la manufactura exquisita de algunos elementos arquitectónicos.
Nos encontramos con dos viviendas adosadas lateralmente, cuyas paredes exteriores, al parecer, nunca estuvieron <<albeadas>> y cubiertas ambas por el típico tejado a dos aguas. El armazón de la techumbre se ha elaborado de vigas y <<madrecillas>>> de tea de pino canario - traídas probablemente de los cercanos pinares de Linagua- apreciándose en algunas de ellas bellos adornos tallados.
La Casa Vieja, Subida del Lancero, La Aldea, 7/1985. Foto: Francisco Javier Gil Rodríguez
Pero lo más destacado en dichas construcciones quizás sean dos piedras rojizas labradas - en toba basáltica - colocadas en la pared sobre el dintel de la puerta principal de una de las casas. La piedra de la izquierda representa una cruz esculpida en altorrelieve con cuatro puntos rectangulares tallados frente al borde de cada uno de los brazos de la cruz. La talla de la piedra de la derecha representa una especie de árbol con dos cabezas humanas labradas a ambos lados del supuesto árbol.
La singularidad de tales relieves y el desconocimiento de sus autores y propósito, así como el claro carácter único del edificio nos hace pedir desde estas líneas su protección inmediata a las autoridades municipales e insulares.
Nos encontramos ante un edificio enigmático que merece ser primero protegido, después investigado, más tarde restaurado y, por último, recuperado para uso cultura y la memoria colectiva e histórica de la comarca. Desde aquí invitamos a los investigadores aldeanos a estudiar en profundidad los orígenes y utilidades de un edificio tan misterioso y que parece haber pasado desapercibido para la mayoría de los canarios. Asimismo sugerimos el rescate de otros edificios históricos del Valle. (En el mismo Barrio del Molino el edificio que le da nombre se está cayendo).
Desde estas líneas pedimos a las autoridades municipales el rescate de todos estos edificios, destinándolos, una vez restaurados, a sedes culturales: Museo Etnógrafico, Biblioteca Pública, sala de conferencias o algún uso similar .
A un pueblo lo modela su historia, su paisaje, sus tradiciones, sus habitantes y su monumentos. Un Municipio que aspire a tener un desarrollo cultural armónico no puede omitir la conservación de sus edificios más singulares. En La Aldea de San Nicolás destacan entre otros <<La Casa Vieja>> y el Molino del Agua del barrio al que da nombre."
Comisión de Historia y Etnografía de Canarias
Publicado en el Diario << LA PROVINCIA>> 13 / Mayo / 1990
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