Francisco Javier Gil
Rodríguez
El año 2007 fue un año “malo”; recordar los
incendios forestales que hicieron un repaso a nuestros pinares y de paso
acabaron con un importante legado cultural de nuestro patrimonio histórico,
etnográfico y de arquitectura tradicional. A esto añadir el atentado sobre uno
de los paneles líbico-bereberes mejor “conservado” del Lomo de Los Letreros del
Barranco de Balos (Gran Canaria) o los cometidos en la isla de El Hierro, El
Julán, Candía….
A mediados del año
2007 recibí la mala nueva del fallecimiento de Ramoncito Rivero Quintana en su
Acusa natal, municipio de Artenara.
A Ramoncito pastor
por profesión y genética, lo conocí en
el año 1979 en los Llanos de Gamona (Mogán) donde cuidaba de un ganado amplio
de cabras. Tras una somera presentación y un intercambio de palabras todo quedo
en eso….él tenía que atender al ganadillo y yo tenía que seguir buscando un
“echadero” donde pasar la noche. Lo
primero que me llamó la atención de este hombre fueron sus manos gigantescas y
la tranquilidad y parsimonia con la que se expresaba.
Pasaron los años y en
1987 mientras caminábamos por el Cortijo de Majada Alta – Cueva de Las Niñas;
observe a lo lejos a un pastor, intenté alcanzarlo pero se perdió de una manera
momentánea, me acerque y me encontré a este hombre protegido de la solajera en
un gran solapón natural, a sus pies y
haciéndole compañía un perro “sato” (…de patas cortitas). Como me considero una
persona educada como es menester le pedí permiso para poder entrar en la cueva
y para poder hablar con él. De nuevo las presentaciones….y de la Cueva de Los Ceniceros acabamos en la Cueva
del Cerrojo su vivienda habitual en el Cortijo de Majada Alta tomando un
cortaito y queso duro del lugar. Conocimos en este momento a su mujer y a su
hija. A partir de ahí estuvimos acudiendo los meses de verano durante dos años
para hablar con él de todo un poco….ni que decir que ante nosotros se
encontraba una biblioteca de miles de números. Le gustaba hablar de lo que conocía,
de las rutas, vueltas de ganados, cortijos, Linagua, Tasarte, Llanos de Gamona,
Majada Alta; de historias y cuentos antiguos; de los nombres de los “puntos”
por donde pasaba; de los “canarios” y sus
asentamientos; y una historia que
repetía con cierta regularidad, que él
nunca fue al servicio militar porque cada vez que venía la guardia civil con la
notificación de incorporación a filas él se perdía por esos montes de Dios….o
sea un alzado “moderno”. Pasaron los años y una vez jubilado volvió a Acusa en
donde se estableció; por supuesto se llevó unas cuantas cabras para no
aburrirse y unos bocaos de tierra para entretenerse. De vez en cuando lo
visitábamos para afianzar nuestra amistad.
Cueva del Cerrojo, Cortijo de Majada
Alta. Año 1987. Fotos: Francisco Javier Gil
Rodríguez
Hoy en su memoria
publicaremos las fotos de ese primer encuentro; concretamente en la Cueva del
Cerrojo en el Cortijo de Majada Alta un mes
caluroso de Agosto de 1987. Nos
mostró su colección de garrotes o lanzas tradicionales de la cual estaba muy
orgulloso y por supuesto su ganado de Jairas y Baifos.
Recalcó que nos
fijaremos en la calidad de la madera de pino canario de los garrotes, de los
cuales desconocía la edad exacta y a su vez de los regatones típicos de la isla
de Gran Canaria, la calidad de la forja y los dibujos tradicionales de los
herreros que las elaboraban.
No hay comentarios:
Publicar un comentario